En este artículo se habla del ayuno como práctica religiosa o cultural, no del ayuno como método para perder peso. Si estás preocupada por tu forma física, puedes leer aquí: Cómo bajar de peso de manera saludable mientras amamantas.

El ayuno durante cierto período del año, durante todo el día o solo por una parte (como en el caso del Ramadán islámico), es una idea que tiene profundas raíces históricas y es una práctica importante incluso hoy en día.

Diversas creencias y religiones tienen reglas que pueden ser muy distintas entre sí tanto en cuanto a los tiempos del ayuno como en quiénes están obligados a respetarlo. En muchos casos, las mujeres embarazadas y/o las mujeres lactantes están exentas: sin embargo, incluso dentro de la misma creencia, cada comunidad e incluso cada familia pueden seguir interpretaciones diferentes de las reglas generales.

Las madres que amamantan y siguen el período de ayuno se preguntan casi siempre: “¿Tendré suficiente leche para mi bebé?”, “¿Mi leche será buena incluso durante el ayuno?”: todas las madres en situaciones particulares se preocupan porque quieren estar seguras de proveer a su bebé de la mejor manera posible. Otra pregunta, ciertamente menos común, es “Ahora que estoy amamantando, si ayuno, ¿podría sentirme mal?”

¿Puedo ayunar si estoy amamantando?
Es una pregunta difícil de responder solo con un sí o con un no: cada mujer, cada bebé amamantado y cada lactancia son diferentes. Es importante valorar la situación en cada caso. Incluso de un hijo a otro de la misma mujer.

Puede haber una amiga o una pariente que diga: “Yo ayuné durante todo el mes, 3 veces. ¿Por qué tú no puedes hacerlo?”. O alguien cuenta: “Estaba amamantando y tenía miedo de perder la leche, así que decidí no ayunar”. Estas experiencias pueden ser necesarias para que las cosas funcionen bien, pero no deben considerarse como modelos rígidos que se adaptan a todos.

Lo que ayuda a una mamá en su decisión de ayunar o no ayunar son la información correcta, el apoyo y la confianza en el hecho de que cada mamá conoce su cuerpo y las necesidades de su bebé.

¿Qué dicen las investigaciones?
Algunos estudios han evaluado el impacto del ayuno en la composición de la leche, con resultados diversos, probablemente porque también han analizado tipos diferentes de ayuno. El ayuno parece tener algunos efectos limitados en ciertos micronutrientes (zinc, magnesio y potasio) pero no en los macronutrientes.

Hay efectos en varios valores bioquímicos solo si el ayuno es ininterrumpido por más de 24 horas: esto significa que si se ayuna solo por una parte del día no hay variaciones significativas.

También es interesante saber que el cuerpo de la mamá que amamanta y ayuna pone en juego adaptaciones metabólicas para asegurar que la leche no se vea afectada. El contenido de hierro en la leche materna, por ejemplo, permanece inalterado incluso durante ayunos prolongados.

La investigación nos dice que un ayuno de corta duración no tiene efectos en la cantidad de leche. Cuando el ayuno es absoluto (sin agua ni líquidos), como por ejemplo en el Ramadán desde el amanecer hasta el atardecer, puede haber un riesgo de deshidratación para la madre con un efecto primero para ella y en segundo lugar en la cantidad de leche producida. Esto es especialmente cierto si el período de ayuno cae en la temporada de verano, con muchas horas de luz, o si se está en zonas calurosas del planeta.

Además, el ayuno modifica el ritmo del cuerpo: aumenta el sueño diurno, se pierde la concentración, se siente más irritabilidad y es más fácil tener pequeños accidentes. Sería realmente interesante estudiar el impacto de todo esto en la relación entre la mamá y su bebé. Es posible que la lactancia pueda, como en otros casos, revelarse como una ayuda para la mamá cansada o un poco debilitada.

¿Y en la práctica?
Si decides seguir un ayuno, es importante tener en cuenta la etapa del niño. Sobre todo si tu bebé tiene menos de 6 meses y es amamantado exclusivamente, es importante observar sus posibles cambios. ¿Te parece más hambriento? ¿Irritable? ¿Agitado? Observar lo que sale puede darte una idea de lo que entra. Por lo tanto, controla el número de pañales mojados y sucios: ¿es diferente respecto a antes del ayuno? Si estás preocupada por su crecimiento, puedes decidir pesarlo.

Prestar atención a todas estas señales te permite entender si efectivamente puede haber una disminución en la producción de leche y, por lo tanto, actuar rápidamente, interrumpiendo el ayuno si es necesario y gestionando adecuadamente la lactancia. Si amamantas a un niño de más de un año o a uno mayor, que ya come alimentos sólidos, es muy probable que el ayuno no cause cambios significativos.

En el caso del Ramadán, puede ser útil elegir con mucho cuidado lo que se bebe y lo que se come durante la noche. Consumir mucha fruta y verdura, beber mucha agua para reponer los líquidos perdidos durante el día, no exagerar con los dulces. Puede ser una buena idea agregar una tercera comida durante la pausa nocturna. Asegúrate de que la comida antes del amanecer sea especialmente nutritiva, con fibras y almidones que ofrezcan energía para todo el día: esto es fundamental para una mamá que amamanta.

Es importante descansar, especialmente durante las horas más calurosas. Al igual que cualquier mamá con un bebé pequeño, acepta toda la ayuda posible, toma siestas y concentra las actividades en la primera parte del día, cuando tienes más energía. Una toma adicional por la noche puede ayudar a tranquilizar a un bebé mayor cuando la mamá está particularmente cansada.

Si sigues un ayuno absoluto (sin líquidos), presta atención a los síntomas de deshidratación, especialmente si hace calor o si el ayuno dura muchas horas. Si sientes mucha sed o tu orina se vuelve muy amarilla, si te mareas, te sientes débil o incluso desmayas, estos pueden ser signos de deshidratación: necesitas beber, para protegerte a ti misma y a tu bebé.

Una idea puede ser probar a ayunar durante uno o dos días: si continúas sintiéndote bien y el bebé está bien, entonces excelente, ¡la cosa puede funcionar! Algunas mamás cuentan que durante el Ramadán lograban ayunar durante unos días, luego interrumpían por un día y luego retomaban.

Con toda atención y cuidado, la decisión de ayunar mientras se amamanta es una opción posible para muchas mujeres. Para algunas mujeres, amamantar y ayunar puede ser demasiado exigente físicamente o las condiciones de ese momento pueden hacerlo más difícil.

Cada mamá, sintiéndose libre de presiones en un sentido o en el otro, tiene la capacidad de decidir si es capaz de ayunar o no, si el ayuno puede funcionar para ella y para su bebé. Teniendo a su disposición información y apoyo, será más fácil elegir sin preocupaciones qué hacer y saber qué tener en cuenta para conciliar de la mejor manera la lactancia y el ayuno.